Emprender, ese algo
insólito y denostado verbo que nos hace tan dura la convivencia con
los asalariados y empresarios. Atreverse a realizar proyectos que
pueden tener éxito o fracaso, donde la fórmula mágica no existe,
no está al alcance de cualquier persona. Emprender es constancia,
esfuerzo y trabajo para llegar a un objetivo planteado de manera que
se tienen que alcanzar varias fases, según el planteamiento que se
hace del negocio o la experiencia que crece de manera progresiva en
tiempo y forma.
Pretendo con esto, ayudar
un poco al establecimiento de reglas con las que continuar creciendo
a lo largo del proceso de realización. Uno de los errores que se
comete al iniciar cualquier proceso de emprendimiento es el
desequilibrio entre el Branding (lo que solemos llamar, la “Marca
Personal”) y el Benchmarking (la consolidación de procesos
internos), aunque quizá debamos definir un poco más estos términos
para poder hacer una reflexión.
El Branding es la
formulación de nuestra identidad personal, a nivel individual o
empresarial, a nivel de logotipo, identidad corporativa, procesos de
atención al cliente, sloganes, y sobre todo, no olvidar a nuestros
primeros clientes (que irán convertiéndose en baluartes de nuestra
causa). Es lo que hará que se nos reconozca y nos hará diferentes
de otras marcas, de nuestra más directa competencia.
El BenchMarking es la
asimilación o concentración de procesos internos, que examinando
otras prácticas productivas, análisis de mercado y procesos de la
competencia, harán más efectivos y eficaces nuestros procesos
internos, ganando tiempo que se va traduciendo poco a poco en dinero
a medio y largo plazo, aumentando los beneficios.
¿Qué sucede si ambos
procesos no van a la par? ¿Si nuestro Branding es tan grande que no
podemos cumplir la demanda impuesta y nuestra oferta nunca llega? ¿Y
si tenemos los mejores procesos, pero no conseguimos llegar al mundo
y a nuestros clientes?
Nunca debemos dejar de
lado el Análisis DAFO que describí en un anterior post y e ir
progresando continuamente, para ir mejorando a nivel de comunicación
corporativa y de desarrollo interno, porque no hace daño más a un
cliente que los procesos se alarguen en el tiempo, que no se adecuen
las expectativas que tienen de nosotros y dañen finalmente a la
marca una y otra vez. Y Ninguna puede vivir sin la otra, si no
desarrollamos nuestra imagen personal, nuestros maravillosos procesos
se bloquearán para siempre.